El adiestramiento de un perro adulto


El refranero popular nos dice que “En perro viejo, todo son pulgas”; en otros países hablan de “No es posible enseñarle cosas nuevas a un perro viejo”, pero la realidad es que, sabiendo y respetando siempre que cada perro es único, un individuo, resulta posible enseñarle cosas nuevas a un perro viejo, siempre que tengamos en cuenta y nos adaptemos a su distinto ritmo de aprendizaje.
Tanto nuestras mascotas como nosotros estamos aprendiendo y podemos aprender durante toda nuestra vida, esto forma parte de nuestra necesidad para la supervivencia. En la edad adulta contamos con la gran ventaja de nuestras experiencias previas, que nos ayudan a compensar otras posibles carencias, y esto mismo sucede con nuestros perros.

Está claro que tenemos ciertos condicionantes, con nuestros perros, fruto de la edad:
Limitaciones físicas: para realizar ejercicios de fuerza, saltos y equilibrios, para oír o ver nuestras señales, posibles dolores o molestias en articulaciones. Limitaciones mentales: dificultad para concentrarse por períodos prolongados, limitación para retener la información, por lo que puede que requieran más repeticiones, aprendizajes y experiencias previas que están muy arraigados o que pueden interferir con los nuevos aprendizajes.

POR QUÉ ADIESTRAR A UN PERRO ADULTO

Después de años sin intentarlo, algunos propietarios se ven en la necesidad de adiestrar a su perro. Entre las razones por las que los propietarios se deciden a adiestrar su perro adulto podemos destacar:

• Cambio de las circunstancias personales: se amplía la familia (llegan los hijos o los nietos) y se quiere tener la certeza de que será posible controlar al perro y que no va a tener ninguna reacción indeseada con los pequeños. El perro convivió con los hijos, ya adultos y realmente nunca tuvo oportunidad de estar en contacto con niños, motivo por el que tenemos ciertas dudas sobre cuál será su comportamiento y necesitamos trabajar este aspecto para asegurarnos de que no tendremos ninguna sorpresa.
• Cambio de vivienda, con vecinos menos receptivos a los saludos de un perro que no conocen. Hemos tenido que ir a vivir con los hijos, que ya no están dispuestos a aceptar algunos de los comportamientos del perro (que ladre en la puerta y moleste a los vecinos, por ejemplo).
• Adopción de un perro adulto que necesitamos adaptar a nuestras circunstancias personales y rutinas.
• Perro de albergue o un perro de alguna asociación de perros de asistencia ya jubilado al que acogemos en su jubilación.
• Necesidad de modificar algunos comportamientos que ya no nos resultan aceptables.
• Distracción con perros. Con el paso de los años, lo que inicialmente nos resultó gracioso, nuestro perrillo ladraba a los perros de más tamaño, ahora se ha complicado y nos hace difícil su control y no nos permite disfrutar de los paseos.
• Pobre respuesta a la llamada. El perro cada vez se aleja más cuando lo soltamos y ahora que vamos a zonas nuevas para soltarlo, tenemos miedo que se pierda o que lo atropelle un coche.
• Deseamos realizar nuevas actividades con nuestro perro, fruto de nuevas aficiones, disponer de más tiempo en nuestra jubilación o por “prescripción facultativa”:
Siempre tenemos presente que cada perro es un individuo, con su propia personalidad. Después de tantos años de convivencia, si el perro ha estado con nosotros toda su vida, tendremos la ventaja de que ya nos conocemos perfectamente y sabemos que es lo que le motiva (comida, juegos, caricias, salidas…) y tendremos establecido un fuerte vínculo que facilitará el proceso de aprendizaje. Éstas son dos grandes ventajas frente a lo que demandaría de nosotros un cachorro (mucho más excitable, en ocasiones más difícil de motivar y con, incluso, menor capacidad de concentración al que tendríamos que ganarnos con juegos y cariño).

Es por ello que a la hora de enfocar el adiestramiento de un perro adulto tenemos que respetar y prestar especial atención a las reglas básicas.
Es posible que sus reacciones y respuestas sean más lentas pero pueden ser más precisas y con mejor calidad en la ejecución.

Mantener el adiestramiento y aprendizaje de nuevos ejercicios favorecerá su calidad de vida, que permanezca alerta y con buena salud, también nos permitirá detectar, de forma prematura, posibles problemas de salud que podremos consultar con nuestro veterinario.

Fuente :"El mundo del perro", Texto: Benigno Paz

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