La Babesiosis: Una enfermedad transmisible por garrapatas

La babesiosis (o babesiasis) es una enfermedad parasitaria similar a la malaria, provocada por protozoos del género Babesia y que suele afectar a los animales domésticos, en especial a los perros. Su nombre se estableció en honor a biólogo rumano Victos Babes, que fue el primero en aislar al agente patógeno.

La babesiosis es la típica enfermedad que se transmite a través de un agente orgánico que sirve como medio de transmisión, generalmente la garrapata (Ixodes dammini); de hecho, este ácaro es el mismo que transmite la enfermedad de Lyme y, a menudo, ambas van asociadas. Hay zonas del planeta en las que la babesiosis está tan extendida que puede transmitirse por transfusiones de sangre.

La babesiosis canina es una enfermedad parasitaria producida por un protozoo que parasita a los glóbulos rojos sanguíneos. El parásito se transmite mediante la picadura de la garrapata. Los perros con esta enfermedad pueden presentar diferentes cuadros clínicos, desde anorexia y apatía, hasta anemia hemolítica, shock y muerte.

La enfermedad se diagnostica con el hallazgo de anemia y trombocitopenia y la presencia de parásitos dentro de los glóbulos rojos en el hemograma completo. En casos dudosos se puede utilizar la serología sanguínea. El tratamiento de la enfermedad se escoge en función del cuadro clínico. Si el cuadro es severo hay que actuar con urgencia y establecer fluidoterapia intravenosa e incluso transfusión en caso de anemia severa. Si el animal está estable se utilizan fármacos para eliminar el parásito. La forma de prevención principal de esta enfermedad es el tratamiento contra las garrapatas.

¿Qué la produce y cómo se adquiere?

Hay dos especies de protozoos que causan enfermedad en el perro, Babesia canis y Babesia gibsoni. Hay varias especies de garrapatas que pueden ser transmisoras. Otra forma de infección es la transfusión con sangre de un animal infectado.

¿Qué síntomas presenta un perro con babesiosis?
Los síntomas se deben al daño que produce el parásito en sí a nivel celular y/o a la respuesta inmunitaria que general.

Los individuos más susceptibles a la infección son los cachorros.

Hay tres cuadros clínicos de presentación de la enfermedad:

Cuadro hiperagudo que se caracteriza por cursar con un shock hipotensivo en el que se produce hipotermia (temperatura corporal baja), hipoxia tisular (bajo aporte de oxígeno a los tejidos) y otras lesiones en tejidos y vasos. Este es el cuadro más grave y pocos animales se recuperan. Suelen ser cachorros o perros con una infestación severa con garrapatas.

Cuadro agudo, el más frecuente, que se caracteriza por presentar anemia hemolítica (destrucción de glóbulos rojos). Los síntomas son anorexia (disminución o ausencia de apetito), letargia, fiebre, linfadenopatía (aumento de los ganglios linfáticos) y esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo). En el caso de parasitación por Babesia canis es bastante frecuente encontrar ictericia (color amarillo de mucosas) y hemoglobinuria (presencia de hemoglobina en orina) debido a la hemólisis.

Cuadro crónico que se caracteriza por fiebre intermitente, anorexia y pérdida de peso. Este cuadro ha sido descrito sólo para Babesia canis y es poco habitual.

También se han descrito una serie de síntomas que se presentan con mucha menor frecuencia, normalmente asociados al cuadro agudo. Entre ellos destacan: alteraciones gastrointestinales (vómitos, diarreas), ascitis (a cúmulo de líquido en cavidad abdominal), problemas oculares o signos neurológicos (convulsiones o descoordinación al andar).
En esta enfermedad también se dan casos de perros sanos portadores del parásito. Estos animales sirven como fuente de infección y no presentan cuadro clínico.

¿Cómo se transmite?

La forma de transmisión más común, a través de la saliva, tiene lugar mientras la garrapata se alimenta de la sangre del animal. Sin embargo, este parásito necesita alimentarse como mínimo dos días antes de que se produzca la auténtica transmisión. Una vez localizado en el interior de los glóbulos rojos, se multiplica y origina un cuadro con los siguientes síntomas: anemia, ictericia (las mucosas presentan una coloración amarilla), fiebre, debilidad, depresión y disminución del número de plaquetas.

El diagnóstico se centra en la observación del parásito en un frotis sanguíneo (extensión de una muestra de sangre bajo el microscopio), si bien es recomendable realizar una analítica completa para valorar el grado de anemia, ya que en casos graves puede ser precisa una transfusión sanguínea.

¿Cómo se diagnostica?

La babesiosis se caracteriza por producir anemia y trombocitopenia (número bajo de plaquetas). La bioquímica sérica y la analítica de orina pueden presentar alteraciones, pero no son específicas de la enfermedad.

Para el diagnóstico definitivo hay que visualizar la presencia del parásito en sangre. Si no se observa no se puede descartar y entonces la serología (detección de anticuerpos frente al parásito) es la base del diagnóstico. El inconveniente más importante que presenta la serología es que no puede diferenciar entre las dos especies de Babesia que producen esta enfermedad en el perro.

¿Cómo se trata?

El tratamiento se basa en la terapia de soporte y el uso de fármacos encaminados a eliminar el parásito.

Los animales que presentan un cuadro agudo o hiperagudo necesitan fluidoterapia intravenosa. En algunos perros con anemia muy severa es necesario realizar una transfusión. Es importante controlar que no haya otro proceso patológico concurrente que pueda empeorar el cuadro, como sería una parasitación intestinal (en el caso de cachorros).

Hay varios productos que actúan frente al parásito, como son el aceturato de diminaceno y el dipropionato de imidocarb. El más utilizado es el segundo. Se trata de un compuesto que se administra inyectado vía intramuscular o subcutánea y que se debe repetir su administración a las 2 semanas de haber puesto la primera dosis. Sólo hay que tener en cuenta que este fármaco puede producir efectos secundarios transitorios como vómitos, diarreas y/o temblores. Los tratamientos orales con antibióticos como el metronidazol o la clindamicina presentan una respuesta parcial, pero son la única opción cuando el acceso a los otros tratamientos es imposible.
La eficacia del tratamiento en el caso de parasitación por Babesia gibsoni es menor que para Babesia canis.

Mejor prevenir que curar ¿Cómo se puede prevenir?

En Europa existe una vacuna comercializada contra la babesiosis producida por Babesia canis, pero los estudios realizados se muestran contradictorios respecto a su eficacia.

La forma principal de prevención es el control de las garrapatas en el perro. Los perros deben ser inspeccionados con frecuencia para detectar la presencia de garrapatas. Baños antiparasitarios, limpieza con productos insecticidas del ambiente, utilización de collares de amitraz, u otros productos antiparasitarios tópicos efectivos contra las garrapatas (pulverizadores, pipetas) son medidas preventivas útiles para que el perro no se infeste con garrapatas.

Las garrapatas son unas inquilinas realmente indeseables para nuestro perro. Su presencia debe prevenirse desde el primer momento, ya que transmiten dolencias de carácter grave a través de los microorganismos que portan en su saliva, llevando a la sangre de nuestra mascota un peligro que, cuando la infestación es abundante, resulta letal.

En este sentido, la babesiosis es una de las enfermedades más características atribuida a estos conocidos arácnidos. Está producida por un protozoo trasmitido por las garrapatas del género Ixodes. Igualmente, se han dado casos de infección a través de la transfusión de sangre y placentaria, esto es, de las perras a sus camadas.

El tratamiento consiste en una inyección de dipropionato de imidocarb junto con atropina para evitar los efectos secundarios (salivación), la cual se debe repetir a los 15 días. La mejoría es evidente en uno o dos días, debiendo valorar si existe algún otro órgano afectado por la enfermedad, fundamentalmente los riñones. Es importante comentar que la inyección del producto causa mucha irritación, lo cual es normal y desaparece en unos minutos, pero debe ser inyectada por un veterinario.

Los animales pueden sufrir recaídas después del tratamiento y los perros afectados suelen pasar a ser portadores. En cualquier caso el mejor tratamiento es la prevención, para lo cual existen en el mercado productos en presentaciones diversas: collares, pipetas, sprays, etc; siendo de utilidad en el control de pulgas y garrapatas.

No escatimes en gastos ni seguimiento en este asunto, los nuestros siempre protegidos por pipeta y collar antiparasitario !!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En el caso de mi perro, no había síntomas, solo esa orina color cobrizo.
Además no fue al campo, le debío picar la garrapata en un parque de la ciudad.
Gracias a Dios que lo detectamos a tiempo.

Anónimo dijo...

Hola, soy veterinario, ya he recomendado a varias personas que adiestren a sus perros con vosotros, porque me consta que sois eficaces.

Muy buena información sobre la babesia.

Un saludo.
Diego

José R. González dijo...

No conocía esta enfermedad y si ya la tenía bastante aprensión a las garrapatas ahora aún más.

¡Por cierto enhorabuena por tu blog! Un saludo.