Título: La ventana de la socialización.
Autor: Santiago de “Vigocanes”
La visión actual que tenemos del perro está íntimamente ligada a los
más recientes avances científicos y a la aplicación de la metodología
científica a su observación y estudio. El descubrimiento del ADN o genoma mitocondrial como aquel
indicador que establece el parentesco, dio como resultado una primera premisa
de la definición del perro: su descendencia del lobo. En base a esta premisa se
abrió un nuevo mundo en el conocimiento de la especie.
Una segunda premisa podemos ubicarla en el concepto de domesticación, de cómo aquel animal
salvaje se acercó y colaboró con unos primitivos asentamientos humanos llegando
a formar parte de las familias. Acercamiento interesado (alimentario) y
evolución de la especie a través de la selección como se demuestra en el
experimento Belyaev (1).
El tiempo también es un
factor determinante en esta relación entre especies distintas (la canina y la
humana), en (2) Altai (Siberia) se datan restos de ADN de un fósil de un perro
en 33.000 años, (2) en la Cueva de Goyet en Bélgica se encuentra restos de
36.000 años de antigüedad. Como conclusión llevamos en simbiosis muchos miles
de años, tantos como para establecer una relación que nos lleva a decir que son
parte de nuestra familia sin lugar a dudas.
En el contexto de lo dicho y como resultado del estudio y la observación
de cachorros de perro y lobo (3), se constata que los cachorros experimentan la percepción de
estímulos de su entorno durante una ventana de desarrollo de cuatro semanas conocida como
período crítico de socialización.
Cuando
la ventana de socialización está abierta, los cachorros de perro y de lobo
empiezan a caminar y a explorar sin miedo, y durante toda su vida conservarán un sentimiento de familiaridad con las
cosas con las que tengan contacto en este periodo. En esta fase, los perros
domésticos pueden entrar en contacto con personas, caballos e incluso gatos, y
sentirse cómodos con ellos para siempre. Pero a medida que avanza este período,
el miedo aumenta y después de que se cierra esta ventana, las imágenes, sonidos
u olores nuevos provocarán una respuesta de miedo y recelo, y en consecuencia
el impulso del animal a defenderse por todos los medios, incluyendo atacar. Su
respuesta más común es la huida delante de aquello que representa una amenaza,
inclusive cuando se trate de una gran pluma de ave o una bolsa llevadas por el
viento...
Sabemos
que el instinto de supervivencia se manifiesta huyendo o atacando dependiendo
del animal, de las circunstancias del entorno y del tipo de amenaza. Tratamos a
una cachorrita que manifestaba miedo y ladraba delante de determinado tipo de
papeleras urbanas…
Mediante
las citadas observaciones se confirma que tanto los cachorros de lobo como los
de perro desarrollan el sentido del olfato a la edad de dos semanas, el del
oído a las cuatro semanas, y el de la vista a las seis semanas, como promedio.
Sin embargo, estas dos subespecies entran en el período crítico de socialización a edades distintas. Los perros comienzan este período a las cuatro semanas de edad, mientras que los lobos lo hacen a las dos semanas de edad. Por tanto, cada especie experimenta el mundo durante ese transcendental mes de manera muy distinta, y esto probablemente conduce a caminos de desarrollo diferentes.
Sin embargo, estas dos subespecies entran en el período crítico de socialización a edades distintas. Los perros comienzan este período a las cuatro semanas de edad, mientras que los lobos lo hacen a las dos semanas de edad. Por tanto, cada especie experimenta el mundo durante ese transcendental mes de manera muy distinta, y esto probablemente conduce a caminos de desarrollo diferentes.
Han
comprobado que los cachorros de perro sólo comienzan a explorar y a caminar
después de que los tres sentidos, el olfato, el oído y la vista, están
funcionando, lo cual les ahorra bastantes sustos.
En general, resulta bastante sorprendente cuán diferentes son los perros de los lobos a esa temprana edad, teniendo en cuenta lo cercanos que están genéticamente. A mi me gusta comentar a los alumnos que el perro es una subespecie del lobo pero podemos decir que son prácticamente diferentes en su comportamiento, conocer su origen es fundamental para entenderlos pero uno es un animal salvaje y otro es parte de nuestra familia.
Estas experiencias asociadas al desarrollo que viven los cachorros de lobo y de perro los sitúan en caminos muy diferentes en lo que se refiere a la capacidad de formar lazos sociales con individuos de especies distintas como somos nosotros.
En general, resulta bastante sorprendente cuán diferentes son los perros de los lobos a esa temprana edad, teniendo en cuenta lo cercanos que están genéticamente. A mi me gusta comentar a los alumnos que el perro es una subespecie del lobo pero podemos decir que son prácticamente diferentes en su comportamiento, conocer su origen es fundamental para entenderlos pero uno es un animal salvaje y otro es parte de nuestra familia.
Estas experiencias asociadas al desarrollo que viven los cachorros de lobo y de perro los sitúan en caminos muy diferentes en lo que se refiere a la capacidad de formar lazos sociales con individuos de especies distintas como somos nosotros.
Debemos
darle la importancia que tiene este breve, intenso y fundamental periodo en la
vida de nuestro perro. No debemos separar a las crías de su madre antes de la
séptima o octava semana de vida. Conocer la existencia de esta ventana que se
cierra a edad muy temprana implica aplicar lo que sabemos hacer en
socialización. Tenemos que incorporar el concepto de prevención en un buen
desarrollo de la psique de nuestro perro.
Santiago
de Vigocanes
Referencias:
(1) Instituto de Citología y Genética de Novosibirsk, Rusia.
(2) Instituto de Biología Molecular y Celular de la Federación Rusa.
(3) “UMass Amherst Study May Explain Why Wolves are Forever Wild, But Dogs Can
Be Tamed”, doctoral research by evolutionary biologist Kathryn Lord University
of Massachusetts.
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